Léeme un poema cada día

Fotografía: One Claire Day

Léeme un poema cada día
para atesorar las palabras
que un día yo te diré al oído
y tú reconocerás con una sonrisa
aunque no recuerdes mi nombre.

En el equipaje infantil para el viaje de la vida no deben faltar las palabras, le abrigarán como la ropa, le alimentarán como la comida y le  acompañarán siempre, incluso cuando ya no sea capaz de pronunciarlas. Debería recomendarse una dosis diaria de poesía, leer un poema antes de dormir. Y sería bueno que aprendiéramos a reconocer la poesía que nos rodea. Porque está aquí dentro, pero también ahí fuera, solo hay que despertar educando la mirada. No está en los paraninfos, o tal vez sí. Sal a la calle, abre tus sentidos y déjate llevar:

La oirás al amanecer

cuando enciendas la radio.

En el autobús…

deja que el revisor te sorprenda ensimismada en la lectura

o sorpréndelo tú recitando.

Buscarás ansiosa el poema que hizo que él pensara en tí,

allí escondido en la página 112 del libro

que encontró «casualmente» en una librería.

En el aula

te enseñará a agarrarte a la vida,

al carpe diem.

Y en los momentos duros

hallarás un poema para expresar

que tú eres el amo de tu destino,

el capitán de tu alma.

Si después de reconocer la poesía que te rodea quieres transmitir lo que sientes, aquí tienes la primera clase.

¿Te animas?

¿Te atreves?

21 de marzo, Día Internacional de la Poesía

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