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Espiaba las lecturas ajenas…

 

Espiaba las lecturas ajenas porque le gustaba saber en qué vidas se perdían los viajeros.

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El viaje de Madame Tutli-Putli

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Madame Tutli-Putli se sube al tren nocturno con una fila interminable de maletas y todas sus pertenencias. ¿Qué empuja a esta mujer a llevar su vida a cuestas?. Llevados por la curiosidad entramos con ella al compartimento y asistimos al doble viaje, fisico e interior de la frágil mujer.

Este cortometraje canadiense fue creado en 2007 con la técnica del stop-motion por Chris Lavis y Maciek Szczerbowski quienes estuvieron casi un mes en un tren captando el ritmo del viaje y la luz cambiante del recorrido nocturno. La grabación que duró cuatro años buscaba la manera de llevar la expresividad a las marionetas y encontraron la solución incluyéndoles ojos humanos fotograma a fotograma.

El resultado es el viaje de esta mujer melancólica que al quedarse dormida tiene extrañas visiones, quizás sus miedos o acaso… es que lleva demasiado equipaje?. Por eso a mi se me antoja como metáfora del viaje de la vida y la necesidad de viajar ligero de equipaje.

No está de más recordarlo ahora que hacemos balance del año que termina y pensamos en cómo mejorar el camino que emprendemos. Asi que olvidemos las mochilas… ¡Feliz viaje!

Los trenes son esas máquinas mágicas…

Los trenes son esas máquinas mágicas que tardan tantas horas en llegar a su destino que nos da tiempo a leer una o dos novelas

Luna Miguel

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Historias que se cruzan en un autobús

Scene from Seattle During Free Ride Day, with People Boarding a Bus

Autobús en Seattle

Todo el día de acá para allá, ahora subo en autobús, cambio de línea, me bajo y me vuelvo a subir, luego el tren, otro autobús… ¿Cuántas vidas se cruzan al cabo del día? ¿Cuántas las historias, paralelas, convergentes, divergentes? Cuántas declaraciones de amor tras compartir madrugones en el metro, cuántas lecturas espiadas… Y cuántas las historias inventadas en tiempos de espera o de trayecto: el turista que lee la guía, el deportista que sueña con correr la maratón de Nueva York, los niños que emprenden su primera excursión, las jubiladas que «huyen» a descansar de los maridos, la mujer que fotografía nubes, las amantes secretas, el abuelo que se siente inseguro en cada viaje, el profe que corrige exámenes, la enamorada adicta al teléfono, el ejecutivo impaciente, la joven que ha decidido ser madre en soledad…

Son gentes que ubicamos en movimiento, siempre entre los asientos del tren o el autobús, a los que hemos compuesto una historia y no reconocemos cuando los vemos fuera de contexto, sin maletas, paseando por la ciudad. Si les diéramos ocasión, tal vez descubriríamos que somos complementarios que, según nos cuenta esta canción de Rozalén que hoy os traigo, las personas son sorpresas. ¿Te atreves o te escondes tras el libro, el móvil, el ordenador o la mirada perdida tras los cristales?

Los que no tuvieron duda fueron los compañeros de viaje que, a base de compartir viajes desde Sevilla a Osuna, se animaron a publicar el blog La vida es un tren a Osuna en el que descubrían amaneceres, heladas, visitas curiosas y hasta celebraron la Navidad, con decoración de vagón incluída. Ideas de un niño que creció entre historias de raíles y estaciones y que se sigue emocionando, como yo, con la cara y la cruz de cada partida de tren.

Cincuenta y seis son los asientos, sin contar con conductor,

seis las horas de trayecto, seis y media con parón.

Muchas son las vidas, que se cruzan de manera paralela,

increíble es la historia de quien viaja a tu vera.

La de cosas que te pierdes por no preguntar,

busca nuevas aventuras,

interésate por los demás.

Son sorpresas las personas, descúbrelas.

Y en el asiento primero hay un hombre muy aseado

que anda siempre preocupado por trabajo y por dinero,

necesita secretaria que elija hasta su corbata y prepare buen café.

Margarita es Colombiana, busca oficio algo apurada

y es perfecta para él.

La de cosas que te pierdes por no preguntar,

si ellos dos se conocieran todo iría genial.

Veinticinco y veintiseis son asientos ocupados por hijos de jubilados antiguos republicados,

formaban el pelotón, la quinta del biberón en la Guerra Civil.

Y los hijos llevan tiempo buscando la información, para un reencuentro perfecto.

La de cosas que te pierdes por no preguntar,

si ellos dos se conocieran todo iría genial.

Y es que en todo el autobús contamos con seis artistas,

uno canta, la otra baila y aquél toca el saxofón,

guitarrista, buen bajista, percusión y violinista

y Joaquín es productor.

Formarían un gran grupo,

toda una vida de lujo, en las listas de éxitos.

La de cosas que te pierdes por no preguntar,

si todos se conocieran todo iría genial.

La de cosas que te pierdes por no preguntar,

busca nuevas aventuras, interésate por los demás.

Son sorpresas las personas, descúbrelas…

Rozalén «Autobús»

Todos los libros…

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Arañadas tapas de un verde ajado, como el de un terciopelo muchas veces expuesto a la luz.
Tapas del color del tabaco.  Y el de los corales de las islas Filipinas.
Tapas del color de la luz del atardecer en Nueva Inglaterra -mis otros veranos-
Tapas con olor a cobalto, a moho dulce, a gusanos de seda, a madreselva, a coñac,  a tierra mojada.
Tapas estampadas en dos líneas en oro desvaido, en azul prusia, en blanco sucio de nieve.
Los libros de tapas de cartón forradas con telas y los libros de tapas flexibles para los dias de tren o playa.
Libros en miniatura (los poemas de Verlaine) y libros gigantescos (algunas novelas de Balzac).
Libros que podrian sujetar un edificio entero ( por lo que dicen o cómo lo dicen).
Ningun libro malo entre tantos libros

Mary Anne Clark Bremer.  «Una biblioteca de verano»

Yo añadiría a este canto de amor al libro, los libros que se comentan, los libros que se regalan, los libros que se dedican, los libros que se prestan, los libros que te encuentran, los libros que se comparten y los que se leen a cuatro ojos, porque no existen libros sin lectores, no hay conocimiento ni gozo si no se comparte.

Ahora, añade tú los tuyos…

  ¡Feliz Día del Libro!

Siempre quise dar la vuelta al mundo…

Siempre tuve la eterna ilusión de comprar un billete para poder dar la vuelta al mundo en ferrocarril, armado exclusivamente de una novela interminable, con la mochila terciada de mudas que no necesitasen recambio y el alma abierta para percibir tantas sensaciones y sabores como animales tenía el Arca de Noé.

Carlos Carnicero

1951

Periodista español

«Las traviesas ferroviarias. En: Viajar, enero 2009, p. 68

Las vías de ferrocarril…

Las vías de ferrocarril son sobre todo unas pestañas introductoras de sueños, cuando el traqueteo de los vagones, a la velocidad suficiente, produce una cadencia armónica que simboliza la esencia de los viajes.

Carlos Carnicero

1951

Periodista español

«Las traviesas ferroviarias. En: Viajar, enero 2009, p. 68