Espiaba las lecturas ajenas…

 

Espiaba las lecturas ajenas porque le gustaba saber en qué vidas se perdían los viajeros.

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Escribir es…

Escribir es empapar la pluma en agua de mar el primer dia de vacaciones

Violette Leduc
(1907-1972)
Escritora francesa

Docuhistorias

Uno no debe nunca…

Uno no debe nunca consentir arrastrarse cuando siente el impulso de volar.

Hellen Keller

1880-1968

Escritora y activista política sordociega estadounidense

Inez Courtney, 1930 (Studio Culver Pictures)

Inez Courtney, 1930 (Studio Culver Pictures)

Madres que leen (la vida)

Acunar con la lectura en el parque

Acunar con la lectura en el parque

Nuevamente el santoral comercial sitúa en el calendario el Día de la Madre, aquel que curiosamente no inventaron los grandes centros comerciales, sino que fue iniciativa de Anna Reeves Jarvis, una activista que quiso homenajear a su madre  por su labor social reivindicando los derechos de las mujeres trabajadoras durante la Guerra de Secesión. Anna, pensó que esta celebración estimularía el respeto por nuestras progenitoras y eligió para celebrarlo el mes de mayo, coincidiendo con el aniversario de la muerte de su madre. Después la celebración se fue comercializando y aquí seguimos con la avalancha de publicidad, ofertando el regalo ideal.

Al margen de ese aspecto comercial, no está mal que dediquemos un día a aquellas mujeres que nos iniciaron en la vida, sin horarios ni intereses. Así fue hace años y así lo sigue siendo en nuestra sociedad multitarea en la que la mujer-superheroína quiere incorporarse de forma activa a la vida laboral sin renunciar a la maternidad, mientras los gobiernos debaten sobre la conciliación y no encuentran la mejora del trabajo más difícil del mundo.

Los viajes nos dan la oportunidad de ver cómo se vive la maternidad en otros lugares, por eso  la mirada docuviajera nos lleva hoy a las mamás lectoras que encuentra en sus viajes por el mundo. Madres que pasean a sus bebés practicando la lectura en movimiento y madres que acurrucan a sus hijos mientras leen un libro en el parque.

Leer junto al mar

Leer junto al mar

Hay  muchas lecturas detrás de estas fotografías: cuidar sin dejar de cuidarte, la feminización del cuidado, la transmisión de hábitos… Pero de todas ellas me gusta pensar que el primer libro es la voz de la madre, que en forma de rimas y canciones, acompañado de caricias y juegos, prepara al recién nacido para otros libros.

Madres que nos enseñan a leer la vida, que están cuando nos caemos y nos ayudan a levantarnos. Eso es así en África, China, Estados Unidos, Polonia, España… en todo el mundo. Para todas las madres mi pequeño homenaje, las que están y las que, aunque ya no están, siguen estando…

¡Gracias mamá!

 

Abandonar el mapa

La viajera abandonó el mapa, la sombra…

Por fín había decidido perderse

 

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Penélope ya no espera

En otra época te hubiera esperado,
haciendo y deshaciendo esta madeja
interminable de horas y deshoras,
fabulando otra vida en que la vida
pudiera detenerse muchos años
haciéndome la loca, pero amor,
estamos en el siglo XXI,
son las cuatro y de nuevo tú no vienes.
Ya es hora de acallar a las sirenas
que con su canto airean tus prodigios,
y que se acabe de una vez el cuento,
y vaya rematando tu sudario

Alfonso Brezmes. La noche tatuada

En el Día  Internacional de la Mujer,

mis felicidades a todas las mujeres que toman su camino

y a los hombres que saben quererlas

Docuhistorias

El viaje de Madame Tutli-Putli

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Madame Tutli-Putli se sube al tren nocturno con una fila interminable de maletas y todas sus pertenencias. ¿Qué empuja a esta mujer a llevar su vida a cuestas?. Llevados por la curiosidad entramos con ella al compartimento y asistimos al doble viaje, fisico e interior de la frágil mujer.

Este cortometraje canadiense fue creado en 2007 con la técnica del stop-motion por Chris Lavis y Maciek Szczerbowski quienes estuvieron casi un mes en un tren captando el ritmo del viaje y la luz cambiante del recorrido nocturno. La grabación que duró cuatro años buscaba la manera de llevar la expresividad a las marionetas y encontraron la solución incluyéndoles ojos humanos fotograma a fotograma.

El resultado es el viaje de esta mujer melancólica que al quedarse dormida tiene extrañas visiones, quizás sus miedos o acaso… es que lleva demasiado equipaje?. Por eso a mi se me antoja como metáfora del viaje de la vida y la necesidad de viajar ligero de equipaje.

No está de más recordarlo ahora que hacemos balance del año que termina y pensamos en cómo mejorar el camino que emprendemos. Asi que olvidemos las mochilas… ¡Feliz viaje!

El viaje de las heroínas cargadas de libros

A punto de ser mamá recibe la visita de la bibliotecaria (New Deal Network)

El aprendizaje y disfrute de la lectura es en ocasiones una tarea heróica, sobre todo si vives cerca del cielo, perdido entre las montañas. Pero, los héroes no son esos seres superpoderosos que derrotan a los gigantes sino aquellos y aquellas que día a día procuran el avance de la humanidad luchando contra la pobreza y la incultura.

Nuestra historia se esconde en la memoria de los habitantes de los Apalaches. Sucedió a principios del siglo XX, tras el terrible Crac del 29 que dejó herido a todo el país. Durante la Gran Depresión, miles de personas vivían al borde de la inanición y del analfabetismo. Por ello muchos de los programas del Works Projects Administration, la agencia creada en el marco del New Deal, incluyeron medidas sociales que mejoraran la vida de aquellas gentes.

Algunos de estos programas también trajeron empleo para las mujeres  en servicios de salud, programas de almuerzos escolares, proyectos de costura y bibliotecas. Uno de esos programas fue el Pack Horse Librarians del este de Kentucky, mediante el cual muchas zonas rurales especialmente pobres, recibieron los servicios gratuitos de la biblioteca pública. Miles de personas vivían en la pobreza y sufrían las consecuencias del aislamiento, lugares a los que a falta de caminos, solo se podía acceder a pie, a caballo o a mula, atravesando montañas y arroyos. Gente sin empleo, escuelas sin libros, familias sin comida, enfermos sin medicinas. Lugares a los que no llegaban los periódicos, el teléfono o la radio y reinaba el analfabetismo.

Establecido en 1935, el Proyecto Pack Horse Librarians  proporcionaba material de lectura a las partes rurales del este de Kentucky que no tenían acceso a las bibliotecas públicas de los grandes centros metropolitanos. Pero, si sus cuerpos no podían alimentarse, cómo pensar en alimentar sus mentes?. ¿Cómo financiar bibliotecas si no había para comida, ropa o medicinas?. La solución vino de la mano del “reciclaje” de materiales y el empleo de un personal vocacional formado mayoritariamente por mujeres que eran conocidas como las Señoras de los libros.

Las bibliotecarias viajaban a caballo  y recorrían entre 50 y 80 millas a la semana sorteando acantilados y sufriendo las inclemencias del tiempo, por unos escasos 28 dólares, para entregar los materiales de lectura a las residencias  y escuelas más remotas. Recorrer 80 millas a caballo sufriendo frío o cabalgando bajo la nieve para entregar un libro viejo a alguien que apenas sabe leer. ¿No os parece heróico?.

El WPA sólo financiaba los sueldos, no los fondos. Los materiales utilizados por la Biblioteca a caballo eran sobre todo los libros deteriorados por el uso y revistas que las bibliotecas más grandes habían retirado de la circulación, así como los libros de texto que ya no se utilizaban en las escuelas. Revistas prácticas como Woman’s Home Companion y Popular Mechanics tenían mucha aceptación ya que los montañeros, deseosos de mejorar sus vidas, encontraron útiles las revistas sobre el cuidado de la salud en el hogar, la cocina, la agricultura, el cuidado infantil y la maquinaria. Los libros infantiles tambien tenían mucha demanda porque eran utilizados incluso por los adultos que apenas sabían leer. Las bibliotecarias no solo suministraban libros, también leían a personas convalecientes y a aquellos que nunca aprendieron a leer.

Cuando la demanda fue superior a la oferta, las bibliotecarias confeccionaron libros de recuerdos a partir de recortes de revistas, anécdotas, recetas locales… que se hicieron tan populares que los usuarios del servicio comenzaron a componer sus propios libros con historias familiares, recetas, patrones de costura y consejos.

El proyecto fue un éxito no exento de críticas como la de aquella familia que se quejó porque los nuevos hábitos de lectura de su hijo le ocasionaba un mayor gasto en aceite para lámparas o la de otra familia que se lamentaba porque sus hijos solo querían leer y descuidaban sus tareas.

Hubo algo que transformó este duro trabajo en un trabajo importante y fue la conciencia de estar contribuyendo a conseguir para estos habitantes una vida mejor gracias a la educación y el conocimiento del mundo exterior. Lamentablemente, en 1943 el desmantelamiento de la WPA dejaba sin sueldo a los trabajadores y terminaba con un servicio que abrió el mundo y alegró la vida de las personas de las montañas de Kentucky.

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Si queréis saber más sobre esta historia podéis leer el libro Down Cut Shin Creek de Kathi Alppet y Jeanne Cannella Schmitzer y el cuento La Señora de los libros de Heather Henson. Buen regalo para estas fechas 😉

Viajes en busca de los pequeños deseos

En busca de los sueños de Ulma

En busca de los sueños de Ulma

Tiempo al tiempo y el tiempo se nos escapa mientras viajamos por mapas dibujados en el mantel y soñamos, soñamos… Estamos tan ocupados que posponemos y olvidamos nuestros pequeños deseos como perseguir el rayo verde o pasear en vespa con un italiano.

Pero lo que sueñas vuela si no se realiza. ¿Quién, entonces cumple nuestros deseos?…

Ulma también tenía sus pequeños deseos pero un día… No os voy a desvelar la historia de esta pieza audiovisual a medio camino entre el cine y la música. Os invito a que acompañéis a la protagonista en su viaje interior en busca de sus propios sueños.

¿Es un videoclip para una canción o es una canción para una película?. Puede ser el videoclip de la canción de MarlangoLo que sueñas vuela”, perteneciente al álbum “Un día Extraordinario” (2012). Es también un cortometraje en el que se estrenó como directora Leonor Watling junto a Rómulo Aguillaume y un reparto de lujo: Maribel Verdú, Juan Diego Botto, Nur Levi y Eloy Azorín. Una buena historia hecha con humor y una invitación a la reflexión. Así que párate, coge tu libreta y ve anotando:

¿Cuáles son tus pequeños deseos?

Caminando sin pensar,
despacito, sin tiempo que ganar
Paseando sin correr,
voy a soñar despierto

Lo que sueñas vuela
Lo que sueñas vuela
Tiempo al tiempo

Tiempo al tiempo, tengo tanto,
Voy a inventar los mapas
y a viajar por el mantel
Voy a soñar despierto

Lo que sueñas vuela
Lo que sueñas vuela
Tiempo al tiempo

Tiempo al tiempo, pierdo tanto,
vamos a ver el mundo
desde aviones de papel
Voy a soñar despierto

Lo que sueñas vuela
Lo que sueñas vuela
Lo que sueñas vuela

Si está seco, bebo
Si se desborda, rezo
Quiero lo que tengo
Lo que sueñas vuela
Nadar en vasos de agua
Volar en mil pedazos
Saltar en cada charco
Tiempo al tiempo…

Lo que sueñas vuela
Lo que sueñas vuela
Lo que sueñas vuela

Marlango. Lo que sueñas vuela

Porque el amor se hereda…

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¿Qué recordamos de los viajes que no hicimos?

¿Dónde ponemos los souvenirs de los viajes ajenos, como amuletos que consigan que un día seamos nosotros los que nos pongamos en camino hacia esos lugares viajados en postales y soñados en el fondo de una taza de té?. Viajes pospuestos por amor y dedicación al cuidado de los otros. Sueños, nunca expresados, a los que un día les abre la puerta alguien que nos quiere.

Porque estoy de acuerdo con García Montero en que el vínculo de la sociedad son los cuidados y porque el amor se hereda… quiero traeros hoy este poema dedicado a los que sueñan con viajes no realizados y a los que un día abren la puerta de nuestros sueños. ¿Los ves? Tal vez te acompañan en tu ruta diaria en el autobús, o se esconden en el poema que espera en las paginas de un libro.

Dentro de nada,

cuando me den permiso

las estúpidas fieras de mi tiempo,

cumpliré una palabra que nunca me pediste.

Te llevaré a París.

Porque tal vez, entonces,

en los Campos Elíseos

o en las aguas del Sena,

con Notre Dame al fondo o con la Torre Eiffel,

veré de nuevo el brillo

más joven de tus ojos,

la luz adolescente

que baja del tranvía

con bolsas y comercios y saludos

y poco más de veinte años.

Hoy te recuerdo así,

como los días sin colegio,

bandera hermosa de un país difícil,

lluvia delgada de los sábados.

Nunca guardaste mucho para ti.

Ni siquiera una noche,

una ciudad o un viaje.

Tu tiempo se sentaba en nuestra mesa

y había que partirlo como el pan,

entre tus hijos y tu miedo.

Seis veces el temor

a que la enfermedad, el vicio o la desgracia

se quisieran sentar en nuestra mesa.

No vayas a salir, a dónde vas ahora,

hay que tener cuidado

con los amores y las carreteras,

deja ya la política

o la gruta del lobo.

Y sin embargo

lo que no te atrevías a pedir

duerme en el corazón de cada uno.

Porque el amor se hereda

como un abrigo sin botones,

y a mí me gustaría acompañarte

por los pasillos del museo,

más obediente y repeinado,

para encontrar en la Gioconda

el sueño y la sonrisa

de un carné de familia numerosa.

Te llevaré a París

o a la ciudad que duerme

en la taza de té de tus meriendas,

con tu cristalería

de familia burguesa

y más aspiraciones que dinero,

con tus dientes manchados de carmín,

con tus estudios de Filosofía

y Letras, je m`apelle

Elisa, j`ai cherché

la lune, la mer, la vie,

la pluie, mon coeur,

y todo se interrumpe.

Sólo somos injustos de verdad

cuando sabemos que el amor

no pasará factura.

Pero el cauce sin agua

también puede llegar a desbordarse,

como los ríos de Granada,

y a tu lado me busca

esta vieja nostalgia de ser bueno,

de no ser yo,

de conocer al hijo que mereces.

Te llevaré a París. En mi recuerdo

has aprendido algo

de lo que te olvidaste en la vida:

pedir por ti, andar por tus ciudades.

Luis García Montero «Madre»

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