Lo que hice mientras te esperaba

La vida es lo que te sucede mientras estás ocupado haciendo otros planes

John Lennon

Tiempo de espera en el aeropuerto

Tiempo de espera en el aeropuerto

Vivimos la vida como un eterno momento de espera. Siempre estamos esperando que suceda algo, que venga alguien. Las estaciones y aeropuertos con sus besos de despedida y bienvenida, sus adioses y encuentros, son la metáfora de esa eterna espera que es la vida. Huyendo del tiempo vacío, que pone a prueba el interés y la paciencia, recurrimos a «amortiguadores»: libros, revistas, móvil y tiendas mil que son una tentación para el consumo.

El smartphone con su capacidad de multitarea y acceso a redes sociales ha dado movilidad a nuestro lugar de trabajo y ha ampliado la dimensión social del libro porque, al poder compartir información en tiempo real con gente que está lejos, tenemos la sensación de estar menos solos.

Cada vez vivimos más en estos espacios transitorios y por eso brotan a cada paso los «servicios de amortiguación»: perfumerías, tiendas de ropa, restaurantes, gastrobares, cines, spas, capillas…

Pero si no quieres consumir y tienes los ojos fritos de tanto ordenador, puedes dedicar tu tiempo de espera a la observación de lo que te rodea, como ha hecho Sole Parody con este video. Si dejamos volar la imaginación podremos inventar historias sobre la gente que fluye como un rio desordenado. Solo necesitaremos unos minutos de atención para convertir el aeropuerto en un plató y transformar a los pasajeros en los personajes de un relato construido a base de nuestros referentes literarios y cinematográficos: la mujer atractiva, el marido, el hijo responsable, la niña que no deja de juguetear, el novio, la amante calculadora, el amigo cómplice… Los que tienen por costumbre dormirse en el tiempo de espera quedarán reducidos a simples extras, elementos de ambientación de nuestro relato.

Tú que vuelves de pasar el fin de semana fuera de casa, que mañana cogerás el metro para ir al trabajo, levanta la cabeza del móvil, observa e imagina qué historia esconde cada uno de los pasajeros, incluído tú. ¿Te atreves?

 

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Una vida en el aeropuerto

A la vuelta de este largo puente, nada mejor que soltar las maletas, reconocernos en nuestra casa y descansar del viaje viendo una intenteresante película.

Y después del caos aéreo impuesto por la huelga de los controladores, no podía ser otra la película programada que La terminal, dirigida por Steven Spielberg en 2004 y protagonizada por Tom Hanks.

Me pregunto cuántos viajes se han aplazado, cuántas historias se han quedado sin concluir, cuántas han surgido inesperadamente y cuántas de ellas serán relatadas en una novela o convertidas en el guión de una película. ¿Cómo habrán ocupado este tiempo de espera miles de viajeros que se han quedado atrapados en los aeropuertos?.

La Terminal cuenta la historia de un hombre procedente de la Europa del Este, de viaje por EEUU que se ve forzado a vivir en un aeropuerto internacional porque su pasaporte no tiene valor tras el derrumbe de fronteras de su país en guerra. No puede entrar a los Estados Unidos, ni tampoco puede regresar a su país.

El argumento está inspirado en la historia real de Mehran Karimi Nasseri, un refugiado iraní que vivió en el Aeropuerto de París-Charles de Gaulle entre 1988 y 2006. Su vida, un continuo ir y venir de un país a otro, que se queda detenida durante 18 años en un aeropuerto, como si su historia estuviera destinada a protagonizar el guión de una película. Como «personaje» queda reducido a ser un eterno viajero siempre impecable que no se desplaza de la Terminal 1. Y allí inventa su mundo mientras que pasan los días, los meses y los años con continuas gestiones judiciales.

Un mundo formado por cajas, maletas y libros en el que no faltan los amigos entre el personal que trabaja en el aeropuerto y que, de algún modo, son su familia en esta vida en tránsito. La farmaceútica le permite hacer llamadas y los empleados de la librería le proporcionan prensa y libros, cuya lectura le trasladan a otros mundos. Y en la oficina de correos del aeropuerto tiene su sitio al que llegan cartas con solo indicar su nombre, la Terminal y el Aeropuerto.

Y así, hasta que es hospitalizado en agosto de 2006, se crea un micromundo del que, según su médico, no quiere escapar, porque solo existe a través de este aeropuerto en el que es un pasajero más que espera su vuelo, un pasajero más entre los 35 millones que  transitan anualmente por el Charles de Gaulle.

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