Si todavía te come la indecisión y no sabes dónde ir a pasar tus días de vacaciones, es que necesitas un poco de inspiración. ¿Qué te parece si viajamos por Chile, Bolivia, Peru, Uruguay, Argentina, Vietnam, Camboya y Tailandia. Solo nos llevará unos minutos con Travel Love, un vídeo de Christian Grewe.
Las imágenes de Grewe y la música de Uniform motion te envolverán en paisajes relajantes, miradas de gentes hospitalarias y pequeños detalles que recogen la verdadera esencia del viaje.
Deja que me cuele un poquito en tus pensamientos mientras haces el equipaje para ir de vacaciones en busca de recuerdos para el futuro y junto a la ropa imprescindible has preparado la batería, la tablet, el pendrive y has puesto a punto tus ficheros en la nube. No quieres perderte nada ¿verdad?. Una comida aquí y una ráfaga de fotos allá, almacenada y compartida… A la vuelta ya habrá tiempo de verla con detenimiento.
En un mundo hiperconectado nuestra memoria la tenemos repartida en tweets, post, repost, pines, fotografías que vuelan en la red y repositorios que ya no existen… ¿Dónde están nuestros recuerdos?, ¿Dónde está nuestra memoria? ¿Lo compartido es lo vivido? ¿Hemos cambiado la memoria por el control del flujo de la información?
¿Qué ocurre con la piel, el oído, el tacto y el olfato… ese archivo que portamos con un enorme poder evocador?. ¿Y los ojos?. ¿Desaprenderán a recordar, acostumbrados a desplazarse de pantalla a pantalla viendo transferir archivos de nuestro dispositivo a la nube?. ¿Y el alma… dejará de ser analógica y podremos descomponerla en ceros y unos?
¿Qué pasaría si un día hubiera una tormenta electromagnética y destruyera los datos digitales?. Te invito a que veas este cortometraje escrito y dirigido por François Ferracci. La historia es sencilla, una historia de amor más, pero no las circunstancias. Marcva en busca de su amor perdidoantes de la caídadela«nube». ¿Cómo encontrar a quien permanece desconectado?
Lost Memories presenta un paisaje formado por imágenessaturadas, videos, hologramas con una estética que recuerda a Blade Runner y WongKarWai, para invitarnos a reflexionar sobre la perdida de nuestros recuerdos.
Y ahora sigue preparando tu maleta o sal a la calle y compra una polaroid 😉
Mientras tanto mira, oye, huele, siente y comparte…
La semana es un largo viaje hacia el viernes y en cuanto te descuidas ¡Zas¡ de nuevo está aquí el lunes, con sus prisas, rutinas, estrecheces…La radio vuelve al run-run de la crisis, las aceras madrugan, el despertador nos acribilla, la música se cambia por el sonido mecánico de la fotocopiadora y el aburrido sándwich desconsuela nuestro estómago en el almuerzo.
Tristes viajes de ida y vuelta, la soledad de la vida moderna que sesudos manuales empresariales intentan solucionar hablando de motivación en el puesto de trabajo… Quizás todo sea más fácil, quizás solo necesitemos una ventana, un rotulador y montones de papeles… Ah! y un frigorífico que nos recuerde cada mañana que tenemos un motivo para volver.
Esta es la propuesta de Signs, un cortometraje dirigido por Patrick Hughes en colaboración con Publicis Mojo y Radical Media en 2008 para presentarlo en el Schweppes Short Film Festival de 2009. Fue ganador en Cannes el León de Oro al mejor cortometraje y seguro que te trae alguna sonrisa, algún recuerdo o alguna idea para poner humor a este lunes que llegó tan rápido.
Madame Tutli-Putli se sube al tren nocturno con una fila interminable de maletas y todas sus pertenencias. ¿Qué empuja a esta mujer a llevar su vida a cuestas?. Llevados por la curiosidad entramos con ella al compartimento y asistimos al doble viaje, fisico e interior de la frágil mujer.
Este cortometraje canadiense fue creado en 2007 con la técnica del stop-motion por Chris Lavis y Maciek Szczerbowski quienes estuvieron casi un mes en un tren captando el ritmo del viaje y la luz cambiante del recorrido nocturno. La grabación que duró cuatro años buscaba la manera de llevar la expresividad a las marionetas y encontraron la solución incluyéndoles ojos humanos fotograma a fotograma.
El resultado es el viaje de esta mujer melancólica que al quedarse dormida tiene extrañas visiones, quizás sus miedos o acaso… es que lleva demasiado equipaje?. Por eso a mi se me antoja como metáfora del viaje de la vida y la necesidad de viajar ligero de equipaje.
No está de más recordarlo ahora que hacemos balance del año que termina y pensamos en cómo mejorar el camino que emprendemos. Asi que olvidemos las mochilas… ¡Feliz viaje!
Tiempo al tiempo y el tiempo se nos escapa mientras viajamos por mapas dibujados en el mantel y soñamos, soñamos… Estamos tan ocupados que posponemos y olvidamos nuestros pequeños deseos como perseguir el rayo verde o pasear en vespa con un italiano.
Pero lo que sueñas vuela si no se realiza. ¿Quién, entonces cumple nuestros deseos?…
Ulma también tenía sus pequeños deseos pero un día… No os voy a desvelar la historia de esta pieza audiovisual a medio camino entre el cine y la música. Os invito a que acompañéis a la protagonista en su viaje interior en busca de sus propios sueños.
¿Es un videoclip para una canción o es una canción para una película?. Puede ser el videoclip de la canción de Marlango “Lo que sueñas vuela”, perteneciente al álbum “Un día Extraordinario” (2012). Es también un cortometraje en el que se estrenó como directora Leonor Watling junto a Rómulo Aguillaume y un reparto de lujo: Maribel Verdú, Juan Diego Botto, Nur Levi y Eloy Azorín. Una buena historia hecha con humor y una invitación a la reflexión. Así que párate, coge tu libreta y ve anotando:
¿Cuáles son tus pequeños deseos?
Caminando sin pensar,
despacito, sin tiempo que ganar
Paseando sin correr,
voy a soñar despierto
Lo que sueñas vuela
Lo que sueñas vuela
Tiempo al tiempo
Tiempo al tiempo, tengo tanto,
Voy a inventar los mapas
y a viajar por el mantel
Voy a soñar despierto
Lo que sueñas vuela
Lo que sueñas vuela
Tiempo al tiempo
Tiempo al tiempo, pierdo tanto,
vamos a ver el mundo
desde aviones de papel
Voy a soñar despierto
Lo que sueñas vuela
Lo que sueñas vuela
Lo que sueñas vuela
Si está seco, bebo
Si se desborda, rezo
Quiero lo que tengo
Lo que sueñas vuela
Nadar en vasos de agua
Volar en mil pedazos
Saltar en cada charco
Tiempo al tiempo…
Lo que sueñas vuela
Lo que sueñas vuela
Lo que sueñas vuela
Seguramente has sentido alguna vez el vértigo ante una piscina a la que irremediablemente tienes que lanzarte y has sufrido la eternidad de los segundos que tardas en sumergirte. Como si fuera la vida misma, una piscina a la que entramos y salimos, a veces protegidos, empujados… y a veces gustosos de tirarnos de cabeza al mundo.
Hay ocasiones en las que quiere la casualidad que se nos presenten dos historias en un mismo día, aparentemente distintas pero que pudieran, de alguna manera, componer un solo relato. ¿O somos nosotros los que les damos unidad?. Queridos lectores pasen y vean esta sesión doble de cortometrajes y compongan una historia propia.
Empecemos por el principio: érase una vez la infancia, la edad de los miedos, los descubrimientos y la búsqueda de protección familiar. Lolo, el protagonista de Voltereta, es un niño andaluz de 10 años que, allá por 1985 se traslada a vivir a Nueva York con su familia, equipado con el conocimiento que le proporcionan la lectura de comics y las películas americanas que ha visto en el cine de su barrio. No está sólo, observa el mundo americano concentrado en una piscina protegido por una abuela que es el cordón umbilical con la tierra de origen, defensora de los chorizos en el aeropuerto, la merienda española y del respeto a la siesta y la digestión. Oir un manifiesto de españolidad mientras te enfrentas al reto del primer día en América, no es fácil. ¿Cómo dar la talla cuando tú eres el diferente y un novato aprendiz de héroe?. No os perdáis este cortometraje, dirigido por el gaditano Alexis Morante, que está completo en filmín.
Érase una vez la madurez, la edad de los miedos, el momento de ofrecer protección cuando todavía nos pesa la infancia, parece tan cercana… Qué rápido ha pasado el tiempo, seguimos buscando el empujón para sumergirnos en la piscina, aunque no está lejos el momento de tomar el relevo.
Metáfora de ese viaje es el cortometraje Deep End Dance dirigido por Conor Horgan y escrito por David Bolger, coreógrafo y director artístico del teatro de la danza de CoisCéim de Dublín. David sitúa su coreografía al fondo de la piscina, en una atmósfera que envuelve los cuerpos de David y Madge, su madre de 76 años, que lo empuja y acompaña en su danza onírica debajo del agua, en la misma piscina en la que trabajó como instructora de natación, y donde enseñó a nadar a David .
La música y el movimiento de los cuerpos sumergidos abrazándose logra cautivarnos, nos transporta al inevitable viaje de la vida, a los mimos, cuidados, al acompañamiento, al relevo… Me pregunto, os pregunto ¿Quién cuida a quién?
Abrid el olfato que nos vamos de viaje. Sí, porque esta historia va de perfumes. La elaboración de un perfume es un viaje en sí mismo porque reúne en sus notas los componentes que nacen en distintas partes del mundo. La selección y elaboración son todo un ritual que nos habla de la historia y la cultura de un lugar.
En nuestro viaje recogeremos el cedro de Virginia para las notas amaderadas de fondo, el jengibre de Tanzania como nota de salida nos llevará a paisajes húmedos y soleados, y el Iris de la Toscana se convertirá en la nota de corazón o alma del perfume.
Cedro de Virginia
El proceso artesanal durante más de tres años que requiere el tratamiento del lirio para que libere sus notas empolvadas ya mereceria un viaje a los campos de Iris Pallida en Florencia.
Cedro, jenjibre y lirio son los elementos que se combinan en el perfume Dior Homme Sport, el complemento del hombre seductor, elegante, viajero y amante de la aventura y el lujo. Las grandes marcas nos han acostumbrado a la presentación de sus productos con auténticas películas, cortometrajes que cuentan una historia en breves minutos pero con tantas referencias culturales que podríamos ocupar horas y horas siguiendo el hilo de los guiños que se ocultan detrás de cada secuencia.
Así que, como no hay aventurero sin viaje, en esta ocasión Dior abandona París, el escenario clásico de otras campañas como la que realizó Guy Ritchie, y se va al Sur en busca de una bellísima mujer. El director de la campaña, Peter Lindbergh ha elegido la Riviera Francesa para este road trip que muestra la belleza de los acantilados del Mediterráneo e invita a vivir con el espíritu de aventura, seducción y la máxima de viajar con elegancia.
Jude Law, protagonista de la película, escapa de París rumbo a Antibes en un descapotable bajo el cielo veraniego de la Riviera, acompañado por los sonidos de la canción “Paint It Black” de The Rolling Stones. Es el viajero ideal, apasionado por el buen vivir tan apreciado por Christian Dior, el modisto que utilizó los viajes como inspiración de sus diseños.
Peter Lindbergh, un enamorado del cine, rinde un homenaje a los héroes de los años 50, emulando algunas escenas de la película de Hitchcock «Atrapa a un ladrón» . Jude Law, al más puro french riviera look que sigue vigente desde mediados del siglo XX, se ha inspirado en Cary Grant, imagen de la elegancia por antonomasia, y en el desenfado y seducción de Gatsby el personaje de Fitzgerald.
Cary Grant en «Atrapa un ladrón»
El viaje acaba en el magnífico Hotel du Cap-Eden-Roc de Antibes, un establecimiento junto al mar rodeado de bosques que tiene tras de sí una historia interesante. Allí, en el muelle del hotel está la chica que espera a nuestro galán. Juntos emprenderán un viaje en lancha por la Costa Azul, eso sí sin perder la compostura, ni siquiera la chaqueta.
Y ahora comparad con el trailer de la película To Catch a Thief (Atrapa un ladrón) de 1955 en la que sus protagonistas, impecablemente vestidos en todo momento, no se despeinan cuando se besan, ni se arrugan cuando se pelean. Son personajes del tiempo en el que no existían revistas que perseguían la celulitis de la actriz de moda ni el desgarbo del actor que las enamora.
Decidme si después de todo esto no os dan ganas de coger la maleta y llenarla de ropa ligera, un buen aroma, la novela de Scott Fitgerald y la película de Hitchcock para emprender viaje a la Riviera Francesa… Yo, de momento, me voy a la perfumería más cercana a oler Iris Pallida, a ver a qué hora vuelvo a casa cuando después del primer aroma recorra Florencia, Virgina, Tanzania y Antibes… Sobre todo si, con un poco de suerte, encuentro a Jude comprando el perfume.
Para viajar no hace falta distancia, sólo se necesita mantener viva la curiosidad con la que descubrir los tesoros que se esconden en nuestro paisaje cercano. Cambiar la mirada para convertir lo cotidiano en objeto de conocimiento. Buscamos paraísos lejanos y la cercanía se convierte en enemiga del conocimiento de lo que nos rodea, tal vez pensamos que estará ahí siempre. Ya habrá tiempo pensamos, está tan cerca que cualquier día… en un momento organizamos una visita. Y así los ciudadanos de las antípodas saben más de nosotros que nosotros mismos que andamos recorriendo el barrio rojo de Amsterdam o el edificio Chrysler de Nueva York solo porque lo hemos visto miles de veces en las películas.
¿Por qué no convertirnos en viajeros de nuestra propia ciudad?. Quizás la industria turística descubra algún día que el ciudadano es un cliente en potencia si sabe provocarle la curiosidad. Tal vez un día ese ciudadano devuelva su conocimiento convirtiéndose en anfitrión de la ciudad que recorre a diario y que ha visto evolucionar a golpes de vida. Un turista no sujeto a estacionalidad que se forma a lo largo de todo el año, aprende a querer su tierra y lo transmite al visitante. Descubrir, aprender y compartir. No está mal… ¿No crees?
La Anunciación de Murillo vista por una artista de cuatro años
¿Cuánto tiempo hace que no visitas los museos de tu ciudad?. ¿Conoces la historia que se esconde detrás del nombre de sus calles?. ¿Has paladeado su gastronomía disfrutando sin tiempo de sus terrazas?. ¿Sabes de dónde proceden las plantas de sus parques?. ¿Has visto aquel monumento que se reproduce en las postales desde otra perspectiva?. ¿Has probado a descubrir tu ciudad a través de los ojos de un niño, recordando tus propios descubrimientos mientras observas su cara de admiración ante las historias que le cuentas? ¿Te has atrevido a pasar una noche en ese hotel temático que miras con curiosidad cuando vas acelerado al trabajo?. ¿Por qué no ir a un espectáculo para turistas? Quizás, para tí, el espectáculo está en observar a los otros y aprender qué les interesa de nosotros, qué quieren conocer y qué cara les vendemos.
No quiero hablar de crisis, pero si lo hiciera recordaría que muchas de estas actividades son gratuitas, solo requieren curiosidad y creatividad. Cambiamos la mirada y abiertos a la observación y la creatividad, cargados con nuestra cámara o simplemente el móvil ya estamos preparados para recoger esos instantes, porque en vacaciones somos más guapos. Cuando perdemos el rictus del estrés es el momento de hacernos fotografías en los rincones favoritos de la ciudad, grabar el sonido de las fuentes o el bullicio de la gente. Un sencillo montaje y una música de fondo y tal vez tengas un video de tus vacaciones tan emotivo como el que ha realizado el periodista multimedia Richard Koci Hernández sobre los días de vacaciones con su familia.
O quizás no necesites cámaras y prefieras retenerlo en tu memoria porque los buenos momentos se quedan grabados en la pupila de la piel.
Léeme un poema cada día para atesorar las palabras que un día yo te diré al oído y tú reconocerás con una sonrisa aunque no recuerdes mi nombre.
En el equipaje infantil para el viaje de la vida no deben faltar las palabras, le abrigarán como la ropa, le alimentarán como la comida y le acompañarán siempre, incluso cuando ya no sea capaz de pronunciarlas. Debería recomendarse una dosis diaria de poesía, leer un poema antes de dormir. Y sería bueno que aprendiéramos a reconocer la poesía que nos rodea. Porque está aquí dentro, pero también ahí fuera, solo hay que despertar educando la mirada. No está en los paraninfos, o tal vez sí. Sal a la calle, abre tus sentidos y déjate llevar:
La oirás al amanecer
cuando enciendas la radio.
En el autobús…
deja que el revisor te sorprenda ensimismada en la lectura
o sorpréndelo tú recitando.
Buscarás ansiosa el poema que hizo que él pensara en tí,
allí escondido en la página 112 del libro
que encontró «casualmente» en una librería.
En el aula
te enseñará a agarrarte a la vida,
al carpe diem.
Y en los momentos duros
hallarás un poema para expresar
que tú eres el amo de tu destino,
el capitán de tu alma.
Si después de reconocer la poesía que te rodea quieres transmitir lo que sientes, aquí tienes la primera clase.