Nuevamente el santoral comercial sitúa en el calendario el Día de la Madre, aquel que curiosamente no inventaron los grandes centros comerciales, sino que fue iniciativa de Anna Reeves Jarvis, una activista que quiso homenajear a su madre por su labor social reivindicando los derechos de las mujeres trabajadoras durante la Guerra de Secesión. Anna, pensó que esta celebración estimularía el respeto por nuestras progenitoras y eligió para celebrarlo el mes de mayo, coincidiendo con el aniversario de la muerte de su madre. Después la celebración se fue comercializando y aquí seguimos con la avalancha de publicidad, ofertando el regalo ideal.
Al margen de ese aspecto comercial, no está mal que dediquemos un día a aquellas mujeres que nos iniciaron en la vida, sin horarios ni intereses. Así fue hace años y así lo sigue siendo en nuestra sociedad multitarea en la que la mujer-superheroína quiere incorporarse de forma activa a la vida laboral sin renunciar a la maternidad, mientras los gobiernos debaten sobre la conciliación y no encuentran la mejora del trabajo más difícil del mundo.
Los viajes nos dan la oportunidad de ver cómo se vive la maternidad en otros lugares, por eso la mirada docuviajera nos lleva hoy a las mamás lectoras que encuentra en sus viajes por el mundo. Madres que pasean a sus bebés practicando la lectura en movimiento y madres que acurrucan a sus hijos mientras leen un libro en el parque.
Leer junto al mar
Hay muchas lecturas detrás de estas fotografías: cuidar sin dejar de cuidarte, la feminización del cuidado, la transmisión de hábitos… Pero de todas ellas me gusta pensar que el primer libro es la voz de la madre, que en forma de rimas y canciones, acompañado de caricias y juegos, prepara al recién nacido para otros libros.
Madres que nos enseñan a leer la vida, que están cuando nos caemos y nos ayudan a levantarnos. Eso es así en África, China, Estados Unidos, Polonia, España… en todo el mundo. Para todas las madres mi pequeño homenaje, las que están y las que, aunque ya no están, siguen estando…
Tiempo al tiempo y el tiempo se nos escapa mientras viajamos por mapas dibujados en el mantel y soñamos, soñamos… Estamos tan ocupados que posponemos y olvidamos nuestros pequeños deseos como perseguir el rayo verde o pasear en vespa con un italiano.
Pero lo que sueñas vuela si no se realiza. ¿Quién, entonces cumple nuestros deseos?…
Ulma también tenía sus pequeños deseos pero un día… No os voy a desvelar la historia de esta pieza audiovisual a medio camino entre el cine y la música. Os invito a que acompañéis a la protagonista en su viaje interior en busca de sus propios sueños.
¿Es un videoclip para una canción o es una canción para una película?. Puede ser el videoclip de la canción de Marlango “Lo que sueñas vuela”, perteneciente al álbum “Un día Extraordinario” (2012). Es también un cortometraje en el que se estrenó como directora Leonor Watling junto a Rómulo Aguillaume y un reparto de lujo: Maribel Verdú, Juan Diego Botto, Nur Levi y Eloy Azorín. Una buena historia hecha con humor y una invitación a la reflexión. Así que párate, coge tu libreta y ve anotando:
¿Cuáles son tus pequeños deseos?
Caminando sin pensar,
despacito, sin tiempo que ganar
Paseando sin correr,
voy a soñar despierto
Lo que sueñas vuela
Lo que sueñas vuela
Tiempo al tiempo
Tiempo al tiempo, tengo tanto,
Voy a inventar los mapas
y a viajar por el mantel
Voy a soñar despierto
Lo que sueñas vuela
Lo que sueñas vuela
Tiempo al tiempo
Tiempo al tiempo, pierdo tanto,
vamos a ver el mundo
desde aviones de papel
Voy a soñar despierto
Lo que sueñas vuela
Lo que sueñas vuela
Lo que sueñas vuela
Si está seco, bebo
Si se desborda, rezo
Quiero lo que tengo
Lo que sueñas vuela
Nadar en vasos de agua
Volar en mil pedazos
Saltar en cada charco
Tiempo al tiempo…
Lo que sueñas vuela
Lo que sueñas vuela
Lo que sueñas vuela
Hay poemas que llegan en el momento justo para poner palabras a lo que estás sintiendo, a lo que estás viviendo. Palabras que te hubiera gustado escribir y que te recuerdan que el camino que emprendes está lleno de huellas de otros que ya pasaron por allí buscando el mapa de regreso a la infancia.
Nadie puede indicarte la ruta de la felicidad. Esa te la fabricas sola y no depende, sin embargo, ni siquiera de ti, sino de una mezcla casual y siempre diferente de azar y voluntad.
Cuando te pasas toda la vida en el mismo lugar pierdes de vista el verdadero sentido de la vida. Y no digo que sea culpa tuya, ni de nadie, es solo que no tienes la oportunidad de salir de la caja. Cuando el mundo te ha enseñado a entrar en la caja, es muy dificil pensar cómo salir.